El
PP quiere hacer una reforma de la Ley
Electoral; ya ha dado los primeros pasos aunque no podrá ser
aprobada en esta Legislatura; sin embargo un grupo de técnicos la "desmenuzará" y la dejará lista para que entre en vigor tan pronto salga el nuevo gobierno de las generales de noviembre. Una reforma que va encaminada, no sólo a
consolidar el bipartidismo, sino que pretende eliminar a otros partidos
minoritarios que tantos quebraderos de cabeza le dan, que actúan como un Pepito
Grillo de la política y de la democracia. A todo esto, el PSOE, no dice ni sí
ni no, sino todo lo contrario; anclado en la ambigüedad porque sabe que, a fin
de cuentas, esta reforma que pretende la derecha le favorece.
Y
digo yo, esta reforma de la Ley Electoral
–si se lleva a cabo- ¿no debería ir encaminada a que todos los votos emitidos
tuvieran el mismo valor? No es de recibo que un partido minoritario
(precisamente por esta Ley) con un millón largo de votos tenga dos diputados y
otros con trescientos mil obtengan doce o catorce.
La
meta es la igualdad, ese es el espíritu y la letra de nuestra vigente
Constitución, que, en su art. 1.1. consagra el pluralismo político como valor
superior (esta reforma trata de limitar, cuando no eliminar, ese pluralismo político),
además, el art. 68.1 de la Carta Magna
dice claramente que el voto será “libre, IGUAL,
directo y secreto”, por tanto esa es la dirección que debe llevar cualquier
modificación de la Ley Electoral,
que cada representante público tenga el respaldo proporcional al número de
votos obtenido. Cualquier modificación de la Ley en otro sentido sería un fraude electoral y significará
-como hasta ahora- subvertir la voluntad popular. Quien apoye esa iniciativa
legislativa será cómplice de la injusticia y de la desigualdad.
Área de Comunicación de IU de Úbeda