miércoles, 28 de enero de 2015

Las sinrazones de las razones



Recomiendo la lectura del artículo de Román Orozco publicado en El País el jueves día 22, cuando aún no estaba disuelto el Parlamento andaluz ni cesados los Consejeros de IU en la Junta. Es un poco largo pero no se cansen, lo clava.

La “operación Susana” ya ha empezado

Las razones que la presidenta de Andalucía Susana Díaz alega para adelantar las elecciones andaluzas a marzo de 2015 son “de sainete”. Román Orozco recordaba el pasado jueves en su columna de El País que Susana Díaz había avisado que no quería que el enfrentamiento entre los dos socios del cogobierno andaluz derivase en “un sainete” como el que están representando Mas y Junqueras en Cataluña. Pero después de su inesperada e injustificable actitud de decidir unilateralmente el adelanto electoral, los ciudadanos de Andalucía tenemos la sensación de estar ante una comedia escrita y representada sin ton ni son. Sus razones son fácilmente desmontables:
a) Que el vicepresidente Diego Valderas haga una visita institucional al Sáhara para supervisar cómo se está invirtiendo el dinero público andaluz en ayudas que garanticen un acceso básico al agua, a los hospitales o las “madrazas” (centros educativos) de los campamentos donde viven de forma heroica e inhumana los saharauis expulsados al desierto argelino después de la invasión marroquí de 1975, es perfectamente justificable desde el punto de vista de los Derechos Humanos que debe cumplir Andalucía como región del mundo civilizado y de una economía desarrollada. Y si el monarca alauita de Marruecos se enfada, será su problema. Entra dentro de la lógica institucional que Marruecos haga gestos de desaprobación, alegando razones históricas, económicas y de geopolítica. Lo que no es tan normal es que la presidenta de Andalucía responda a esa presunción de disconformidad arrodillándose ante un gesto que ni siquiera se ha producido todavía. Y menos que lo haga con esas formas tan autoritarias, tan fuera de tono: primero “prohibiendo” a su vicepresidente que utilice su cargo, y, segundo, convirtiendo la lógica resistencia de Diego e IU a aceptar una imposición tan explícita y desairada en una burda excusa para romper el Pacto por Andalucía y adelantar las elecciones. ¿No entra dentro de los cálculos del socio mayoritario en un gobierno bipartito dejar una cierta autonomía funcional, sobre todo en las competencias asignadas a cada consejero? ¿No debe preservar el socio mayoritario la identidad del socio minoritario, precisamente por interés del gobierno común y del suyo propio? El consejero Valderas gestiona la cooperación internacional, y además su presencia en la vicepresidencia andaluza aporta la representación de 440.000 andaluces que han apoyado las señas de identidad de una izquierda más a la izquierda como es IU. La inteligencia política así lo aconsejaría: el rédito no es solo para IU, sino que puede ser para el PSOE… si él quiere. Estamos ante el mismo tipo de metedura de pata de Susana que en el caso de “La Corrala”. Pero esta vez, todo parece indicar que la presidenta usa la discrepancia como excusa para no bajarse del burro. El adelanto electoral es un apriorismo al que hay que buscarle sus causas reales.
b) Otro de los argumentos que ponen los pelos de punta a doña Susana es que IU promueva una iniciativa para que el Parlamento de Andalucía investigue las irregularidades cometidas antes de su entrada en el gobierno, con el fin de exigir las responsabilidades políticas que corresponda, y pueda elevar a los tribunales de justicia los presumibles indicios de irregularidades cometidas durante varios decenios. Susana Díaz debería agradecer esta iniciativa de IU, pues en el fondo le quita el marrón de ser ella quien tenga que acometer esta ingrata tarea. ¿No es ella misma quien está día sí y día no fardando de que con ella no existe mancha alguna de corrupción o irregularidad? ¿No es ella la protagonista de la transparencia en Andalucía? Pues una comisión de investigación o algo parecido a lo que IU propone es lo idóneo. Y si la iniciativa no viene de las filas del PSOE-A, sino desde fuera de su partido, mejor para ella; pero si además proviene de miembros de su gobierno, todavía mejor, pues si ella no se opone, estará contribuyendo a la transparencia y persecución de la corrupción sin mojarse más que lo suficiente para dejar pasar la iniciativa parlamentaria. Por el contrario, si Susana lo utiliza como argumento para romper el gobierno, nos está diciendo con hechos que no quiere transparencia ni búsqueda de responsabilidades. Esa transparencia es una parte muy importante del cambio de modelo político que se explicita en el Pacto por Andalucía y que es el grito mayoritario de la calle.
c) Todavía menos peso tiene el tercer argumento: que la asamblea andaluza de IU LV-CA ha decidido realizar un referéndum entre sus afiliados y simpatizantes para en junio o así, después de las elecciones municipales, opinar sobre si debe o no seguir en el gobierno andaluz. Pero esta futura actuación de IU LV-CA (ni siquiera está convocada) es un acto interno de un partido, de IU LV-CA. En democracia hay que aceptarlo como algo normal: ¿cómo se puede presumir de protagonizar la renovación de la política del PSOE como pretende Susana Díaz y al tiempo chantajear al partido socio del gobierno que preside con echarlos y convocar elecciones si realizan una actuación que ella rechaza? Revisar y hacer balance, y hacer luego participar con su voto a sus bases, es un avance democrático, algo muy sano. Debería ser aplaudido o incluso imitado por el PSOE-A de Susana. Si el cogobierno ha funcionado bien, a favor de los intereses de los andaluces y andaluzas, no hay que temer el resultado del referéndum. Mi impresión es que una mayoría muy mayoritaria de IU LV-CA sería favorable a mantenerse dentro del gobierno andaluz.
Eso sí: cumpliendo y haciendo cumplir al socio el Pacto por Andalucía, el programa pactado en 2012 entre PSOE-A e IU LV-CA para gobernar Andalucía desde valores y propuestas progresistas. ¿O lo que teme Susana es tener que cumplir un Pacto que no le gusta? Siempre ha dicho lo contrario. No debemos pensar mal, pero la decisión de Susana nos hace pensar que la presidenta andaluza no ha pensado en la necesidad de cumplir ese Pacto de Andalucía hasta sus últimas consecuencias. El adelanto electoral simplemente por el bien de una ciudadanía que está sufriendo un 33% de paro, unos recortes presupuestarios que vienen del Gobierno central, pero que sufren los andaluces, etc. ¿O tan graves e inevitables son los encontronazos en el seno del cogobierno que impiden el avance de los intereses de los andaluces? Todo lo contrario: han conseguido ponerse de acuerdo en el texto del proyecto de ley creadora de la banca pública, en la no privatización de los hospitales y los centros sanitarios, en la ley contra los desahucios, en programas para mantener la gratuidad de los libros de texto y del transporte escolar, para fomentar los comedores escolares… tantas cosas que no cabrían ni en mil folios como estos.
No ha existido inestabilidad en el cogobierno PSOE-A e IU LV-CA, y ni casi roces. Ni en el pasado ni es seriamente previsible de aquí a marzo del 2016. Susana Díaz celebraba el 22 de diciembre de 2014 la aprobación del Presupuesto de Andalucía para 2015 “como un elemento de estabilidad política, social y jurídica”. ¿Cuándo mentía Susana: cuando calificaba de estabilizador el cogobierno, o cuando ahora habla de inestabilidad?
Pero incluso aunque existiesen razones o encuestas para temer un resultado del referéndum interno de IU que le obligase a salirse del cogobierno. Sí sabemos que el referéndum no sería vinculante, y en consecuencia sería el consejo andaluz de IU LV-CA o una asamblea extraordinaria convocada al efecto quien en último término debería decidir la salida del gobierno andaluz. Pero en el caso de que esto se produjese, siempre podría existir la posibilidad de mantener la estabilidad frente a un PP-A debilitado, aunque IU estuviera fuera del gobierno. Y eso siempre sería mejor que un adelanto electoral.
Un adelanto electoral adelanta la entrada en el Parlamento de Andalucía de otras fuerzas hoy ausentes, y con ellas, adelanta la inestabilidad que hoy no existe.
¿O no es más fácil que el PSOE-A de Susana Díaz y la IU LV-CA de Maíllo se entiendan con la actual correlación de fuerzas, que el que, -descartada la existencia de cualquier mayoría absoluta en el próximo futuro-, una presunta mayoría simple del PSOE-A debería ser apoyada desde dentro o desde fuera del futuro gobierno andaluz por un Podemos crecido en votos y sectarismo, una IU LV-CA con deriva electoral incierta (no se sabe si subirá por su positiva gestión o se debilitará por su decisión de compartir gobernar con un partido del bipartidismo), o una UPyD o un Ciudadanos que pueden capitalizar la caída del PP-A? Podemos e IULVCA ya han dicho que no lo apoyarán. Después de esta nefasta experiencia, o le salen las cosas bien a Susana Díaz (sus aspiraciones o intenciones ocultas) o es un cadáver político en Andalucía y en España, salvo que la nueva y vieja derecha del parlamentarismo andaluz (PP-A, UPyD-A o Ciudadanos) la apoyen sobre la base de un giro a la derecha, contra los intereses de los andaluces menos pudientes. Mucho tiene que cambiar el PSOE-A para que IU vuelva a confiar en el PSOE de Andalucía. Y para empezar, cambiar de candidata a presidenta.
La inestabilidad que hay que temer –si es que hay que temer alguna- es la procedente de un cambio del mapa electoral andaluz creada en el futuro por unas inoportunas elecciones anticipadas. Capricho, cambio inoportuno, que deben obedecer a alguna lógica que la ciudadanía va a juzgar con su voto, salvo que una buena maquinaria electoral logre camuflarla. Pero Susana ha echado ya sus cálculos y sopesado sus intereses en juego. O error de cálculo o intereses personales suficientes como para jugarse la presidencia,,, de Andalucía al menos. ¿Audacia o pura irresponsabilidad? Susana promueve y el PSOE la apoya, incluso Pedro Sánchez, aunque con la mosca detrás de la oreja. Ella podrá no ser la única interesada, pero sí principal responsable.
Pero la única inestabilidad será el promovido por el adelanto electoral que propone Susana Díaz.
Dicho esto, ¿seremos capaces de conocer de antemano cuáles son los verdaderos motivos de Susana Díaz para adelantar las elecciones andaluzas? Es muy fácil:
1º) El primer cálculo de Susana Díaz es huir del escándalo de corrupción. Susana teme que los catorce meses que le quedan como presidenta casi todos los cargos públicos del PSOE-A se los van a pasar en los juzgados para averiguar la corrupción en Andalucía: EREs, ayudas a las empresas, ayudas a la formación para el empleo, etc. La anticampaña electoral se la van a hacer los medios de comunicación, Alaya y los dos expresidentes como Chaves y Griñán. Es un punto de vista alicorto pues de aquí a marzo los medios de comunicación arreciarán en la adjudicación de la pasada corrupción, metiendo ya de paso a IU en el saco, aunque nunca haya estado en el gobierno andaluz hasta 2012, justo cuando este tema se rectifica. Pero Susana prefiere adelantarse y garantizar cuatro años más de gobierno, incluso a costa de una mayor inestabilidad.
¿Cuál es el fallo de este cálculo? Dos: primero, que no es seguro que el PSOE-A consiga gobernar después de las elecciones adelantadas; segundo, que muchos andaluces y andaluzas van a saber valorar que Susana no quiere aclarar lo de la corrupción ni cumplir el Pacto por Andalucía.
2º) El segundo cálculo es aprovechar el tirón personal de Susana Díaz. Lo tiene, nadie se lo niega. Y menos Felipe González, Zapatero, Bono, García Monge, La Razón y los medios de comunicación partidarios de hacer pedazos a Pedro Sánchez.
¿Cuál es el fallo de este cálculo? Que ese tirón no evite crear unas nuevas condiciones desfavorables para la izquierda en Andalucía, para el PSOE-A en general, y para Susana Díaz en particular. Eso dependerá del mapa parlamentario andaluz que quede. Adelantemos una previsión razonablemente acertada. En Andalucía, Susana va a conseguir con su adelanto electoral: una mayoría simple para el PSOE-A (que pasaría del 39’52% al 33%); un voto de derechas dividido entre un PP-A m debilitado (del 40’66% al 27%) más una UPyD (del 3’35% al 4%) y Ciudadanos (nuevo) que pueden o no entrar en el Parlamento andaluz pero sin fuerzas como para apuntarla un gobierno de derechas con el PP-A; un Podemos que entrará como fuerza parlamentaria nueva (la última encuesta les sitúa en un 10%, pero puede que UPyD y Ciudadanos le disputen el voto de centro que Podemos fomenta con su discurso que niega la bipolaridad derecha/izquierda) y ha declarado que no va a pactar con el PSOE en ningún caso; y una IU LV-CA que aspiran a que se debilite (pasaría de un 11’34 a un 8’7%, cosa que parece una estadística precocinada, pues se parte de una mayor debilidad de Podemos en Andalucía que en el resto de España, y una mayor fuerza de IU en todos los ámbitos, orgánico, institucional y de experiencia de gobierno y de lucha, alianzas con movimientos y organizaciones sociales).
Si IULVCA y Podemos no apoyan la investidura de alguien del PSOE-A (¡Susana Díaz nunca más!) podría darse el caso de que la presidencia o se quede en manos del candidato de la derecha, o en manos de alguien del PSOE-A que no sea Susana Díaz, salvo que la estabilidad pudiera venir garantizada por un pacto PSOE-PP. ¿Es lo que Susana Díaz está buscando? Bonilla Moreno ya se lo ha propuesto varias veces. Un PP-A perdido en Andalucía pone toda su artillería en dividir orgánicamente a la izquierda y derechizar sus políticas. Una Susana decidida a arriesgarse como lo hace y a dejar a Andalucía en estas condiciones nos refleja la imagen de una política oportunista y pragmática. Imagen muy desagradable para una sociedad como la andaluza hipersensibilizada por la prepotencia del “régimen”, esto es, de un PSOE-A que ha gobernado 35 años en Andalucía, en solitario o en cogobierno con el PA o con IU ahora. ¿Qué podrá más: el presunto tirón de Susana o la necesidad de oxigenar la monopolización del poder por parte del PSOE-A?
3º) El tercer cálculo es pensar que un éxito parcial de Susana en Andalucía pueda removerle el sillón a Pedro Sánchez. Me explico: coinciden en el tiempo el empecinamiento de Susana Díaz por hacernos ver algo tan increíble como la inestabilidad del cogobierno andaluz, y una operación interna del PSOE para buscarle al nuevo secretario general del PSOE un oponente creíble para las primarias a candidato a la presidencia de Gobierno, que pueda competir con un Rajoy muy desgastado. Ya hemos mencionado a alguno de sus más pesados protagonistas del PSOE. ¡Qué casualidad! Los medios de comunicación están dándonos datos todos los días que confirman esa conspiración interna. Y el mosqueo de Pedro Sánchez. La hipótesis es que la “operación Susana” ya ha empezado. El primer paso es el adelanto electoral en Andalucía: despejaría el espacio/tiempo necesarios para gestionar una operación de semejante envergadura; le daría un éxito parcial a la candidata que vencería y/o convencería a los partidarios de Sánchez; y le crearía al PSOE un espacio competitivo con la derecha al tratar con desdén, mentiras y hasta mala educación a una IU que incluso ahora cogobierna lealmente con ella, o desdeñar el peligro de aquellas fuerzas (IU y Podemos) cuyo voto puede necesitar en el futuro.
¿Cuál es el fallo de este cálculo?
Aunque con el adelanto electoral el PSOE-A de Susana pierda votos y porcentaje respecto a las elecciones de 2012, sin embargo los resultados aparecerán como un éxito del tirón de Susana, ya que recupera la mayoría (simple) en Andalucía. El adelanto electoral en 2015 dejará un mapa parlamentario en Andalucía ingobernable (permanentemente inestable al menos), o incluso en manos de la derecha, pero Susana Díaz será presentada en el seno del PSOE de España como quien ha obtenido el éxito personal de recuperar la mayoría frente al PP. ¿Será ésta la clave del irresponsable movimiento político que Susana Díaz acaba de perpetrar contra Andalucía? Personalmente creo que sí: conseguir un éxito político de Susana Díaz como lideresa del PSOE a nivel estatal, que, aunque siga apoyando a Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno de España en noviembre de 2015 (que el batacazo electoral se lo dé el secretario general elegido por el PSOE hace tan solo seis meses), después de enero de 2016 la nueva lideresa de la socialdemocracia española Susana Díaz daría la batalla por sustituirle como nueva secretaria general y próxima candidata para 2019 o incluso antes, si la inestabilidad política y social vuelve a planear cambio del gobierno.
Pero el riesgo de que la “operación Susana” se desinfle es muy elevado, en cualquiera de las fases en que está planificado: en la fase de aquí a las elecciones andaluzas, si las encuestas demuestran que los andaluces no han picado el anzuelo de la inestabilidad; en la fase de las andaluzas a las generales, no dando a Pedro Sánchez el triunfo en las primarias y teniendo Susana que asumir el marrón de la pérdida de las generales, o el éxito de otro eventual ganador/a de las primarias del PSOE; o en la fase de las generales de 2015 hasta las siguientes generales de 2019, donde una Susana en terreno de nadie (hasta Anguita cuando perdió pie en Andalucía acabó perdiéndolo en toda España).
Lo cierto es que la operación “Susana” (recambio de Pedro Sánchez por Susana Díaz) ya ha empezado. Y sea exitosa o fallida en lo que respecta a la recuperación del social-liberalismo español (no se merece el nombre de socialdemocracia lo que no lo es) el chivo expiatorio será Andalucía.
Bueno. ¿Y qué? Total, Andalucía está acostumbrada a ser la periferia de la periferia. Y el adelanto electoral le va a costar una provisión no presupuestada de 22 millones de euros, cuando con sólo 10 de esos millones hubiera bastado para financiar el programa correspondiente a la ley de Renta Básica que se está debatiendo en un grupo de trabajo del Parlamento que ahora Susana va a disolver.